martes, 11 de noviembre de 2008

Anécdota graciosa del día

Hoy en el trabajo ha surgido una historia (completamente cierta) de la que nos hemos descojonado un rato. Para contarla utilizaré nombres completamente genéricos y así nadie se sentirá identificado u ofendido. Allá va (me tomo unas ciertas licencias a la hora de contar la historia ya que no conozco los detalles).

Manuel Francisco (gran chaval y mejor persona) ha invitado a habitar en su casa un par de días a Roberto Darío. Como cualquier otro miembro de la comunidad, Manuel Francisco tiene un ordenador con la última tecnología (o al menos uno que tira) conectado al gran y peligroso mundo de Internet. Por su lado, Roberto Darío, ha oído hablar de las grandes utilidades y beneficios que aporta Internet a la vida diaria de cualquier ser vivo, pero debido a extrañas circunstancias nunca ha podido perder el tiempo navegando por la red.

Pues un día como otro cualquiera, Manuel Francisco parte a trabajar y deja al inocente Roberto Darío con el ordenador encendido para que aproveche su tiempo libre en algo productivo. Tras el largo y duro día de trabajo, al llegar de vuelta a casa, Manuel Francisco se encuentra con la casa vacía y el ordenador misteriosamente encendido (como buen ciudadano y mejor persona, Manuel Francisco no utiliza el emule y apaga siempre el ordenador para no gastar luz). Tras comprobar si Roberto Darío había dejado algo a medio hacer, decide mirar el historial del navegador de Internet (no era por curiosidad, simplemente se le ocurrió de casualidad). Cuál fue la sorpresa de Manuel Francisco cuando descubrió que su amigo (a partir de entonces conocido) había pasado toda la mañana mirando sitios pornográficos en internet. Pero no está aquí lo gracioso del tema, sino que la última entrada del historial de lo que había estado visitando Roberto Darío decía más o menos así:

"Búsqueda en Google: Cómo borrar el historial"

...
...
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XDDDDDDDDDDD
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Bueno, a parte del cachondeo de la historia, podemos sacar una moraleja y es que, por pocas veces que haya entrado una persona en internet (incluso aunque sea la primera vez) hay dos cosas que todo ser vivo conoce: El porno en Internet y Google.

Felices Sueños


¡Vaya par de mamellas!

domingo, 9 de noviembre de 2008

Reflexiones sobre los RPG

Para los que no sepan lo que es, RPG son básicamente las siglas de Role Playing Game (uséase, juego de Rol), es decir, juegos donde controlas a un personaje a través de una historia y lo vas evolucionando mientras consigues puntos de experiencia por ganar batallas o completar misiones. Por lo general el pilar básico de un RPG son los combates, seguido muy de cerca de la interacción con los otros personajes del mundo. Dentro de los juegos de Rol (en videojuegos) hay, al menos para mí, dos tipos bastante diferenciados: Occidentales y Japoneses.

Fallout está ahora de moda porque acaban de sacar
la tercera parte (podéis ver los anuncios en la tele)

Por un lado tenemos los RPG occidentales (Baldur's Gate, Oblivion, Fallout, KOTOR...) que por lo general te ofrecen mucha más personalización de los personajes, tanto al comienzo definiendo su raza, rasgos, etc, como al subir de nivel (puedes elegir si quieres que sea más fuerte, más listo o simplemente más atractivo :P) y los puntos de experiencia para subir de nivel se ganan tanto por combates como por completar Quest (misiones). Por lo general, el desarrollo del juego se basa símplemente en completar estas misiones completamente definidas (desde un menú de pausa puedes ver generalmente todas las tareas que tienes pendientes) hasta llegar al final del juego. Esta marcación de objetivos tan explícita viene por el hecho de que en estos juegos (sobre todo en los últimos tiempos) sueles tener una línea bastante abierta a la hora de moverte por el mundo, pudiendo llevar a cabo unas misiones antes que otras o simplemente ignorar algunas de ellas. El problema es que en muchos casos esa posibilidad de elección nos puede llevar por caminos erróneos que no harán el juego un suplicio (jugar al Oblivion con un personaje que no fuera un guerrero es asqueroso).

Oblivion y el guerrero, la única forma de
disfrutar del juego...

Por otro lado tenemos los RPG orientales (o JRPG) que pese a ser parte del mismo género te limitan mucho algunas cosas, como por ejemplo la creación o el desarrollo de tus personajes. En estos casos cuando un personaje sube de nivel sus atributos mejoran automáticamente y por lo tanto, un personaje enfocado al combate cuerpo a cuerpo siempre aumentará su fuerza y muy poco su inteligencia (medída básica del poder mágico en los RPG). Esto por un lado puede parecer una limitación importante ya que no nos permite seguir el camino que queremos, pero por otro lado siempre tenemos a nuestra disposición varios personajes, cada uno centrado en un aspecto distinto del combate (agilidad, fuerza, magia, por lo general), así que basta con usar ese personaje para que suba de nivel. Por otro lado, los JRPG tienen una historia mucho más lineal. Da igual las veces que lo juegues, que siempre pasas por A, luego por B y después por C (con alguna excepción en la que se mete una misión no-principal o SideQuest que te permite conseguir otro personaje o algún arma o accesorio nuevo).

Midgar, la ciudad donde empezamos a jugar en
Final Fantasy 7. Genial la escena del tren
descendiendo bajo la plataforma... sniff sniff


A pesar de que de grima verlo,
Final Fantasy 7 es uno de los mejores JRPG


A grandes rasgos, la capacidad de personalización y linealidad son las dos principales diferencias entre los RPG occidentales y los JRPG. El quid de la cuestión está en que (al menos en mi opinión personal) lo que puede parecer una debilidad en los JRPG, es lo que les hace buenos. Para mi gusto, en los RPG occidentales, el personaje prinicipal (ni casi ninguno de los que le acompaña) tienen carisma alguno. Nada. Cero. Es parte de esa posibilidad de personalización. Hagamos que el personaje principal tenga menos carisma que un ladrillo y que el jugador pueda elegir como quiere que sea... Eso pocas veces funciona. En cambio por lo general en los JRPG (siempre hay excepciones) nos encontramos con algo mucho más definido (aunque a su vez, limitado). Tenemos al personaje principal con una personalidad bien definida, con su forma de hablar, su pose, su carácter y al resto de miembros de su grupo con la misma profundidad. Cada uno con sus inquietudes, sus sentimientos, su historia. Al tener esa limitación de la que hablaba, también tenemos abiertas las posibilidades de bucear dentro de estos personajes "no genéricos". Por otro lado, tenemos suficientes personajes como para encariñarnos al menos con alguno de ellos (por lo general, el número suele variar entre 4 y 9, como en los Final Fantasy, pero en algunos casos nos encontramos más de 100, como en Suikoden).

Así eran los combates de Final Fantasy 7
y de muchos otros JRPG.

Respecto a la linealidad de la historia, nos encontramos con una de cal y otra de arena. Por lo general, no vas a rejugar algo que no te da posibilidades de tomar rutas distintas y te ibliga a hacer todo de la misma forma que la vez anterior. Pero, ¿quién no ha visto una película más de una vez? Si te gustan los personajes, la música o la acción, ¿por qué no vas a disfrutarla otra vez? Eso es lo que pasa con los JRPG (al menos los que son de una cierta calidad). En general, los RPG occidentales tienen historias basadas más en política y con una ambientación bélica (ya sea edad media, futuro, o presente alternativo) mientras que los JRPG suelen basarse mucho en los sentimientos de los personajes y su moralidad (parte de tener unos personajes bien definidos), y el mundo en el que se desarrolla suele tener una mezcla de realidad y ficción (metiendo magia de por medio, o mezclando tecnologías muy dispares).

Fallout 3, disponible en las mejores familias

Respecto al desarrollo, en los RPG occidentales siempre nos van asignando misiones, como ya comentamos. Por lo general se basan en ir de un punto a otro y eliminar unos enemigos. Luego ir a otro lado para que nos den una nueva misión (y la historia pocas veces avanza dentro de las misiones, sino que lo hace entre misión y misión). En los JRPG nos encontramos con algo bastante distinto. Las misiones suelen estar perfectamente integradas con el desarrollo de la historia y, por lo general, no nos da la sensación de estar haciendo de recaderos continuamente. Otro punto a su favor es que en muchos JRPG se incluyen minijuegos o pequeñas pruebas para poder llevar a cabo esas misiones, lo que nos da una pequeña variedad y nos saca del ciclo matar enemigos-ir a siguiente misión.

La saga Suikoden siempre ha tenido la
jugabilidad típica del JRPG...


Toda esta chapa viene estos últimos años he notado un descenso en la calidad de los JRPG bastante preocupante. Por lo general, todos tienen unos gráficos, cuanto menos, bonitos. La música suele estar compuesta con mucho gusto y la ambientación también es tremenda. Pero poco a poco intentan parecerse más a los RPG occidentales. Como resultado tenemos juegos como Final Fantasy XII (el peor de los últimos tiempos) que tiene una trama basada en la política de varias naciones (sin ningún tipo de interés) con invasiones, traicciones y demás, montones de calabozos (por lo general laberínticos y largos) que recorrer, mientras peleas con enemigos en combates en los que nunca tienes el control completo de todos tus personajes y la jugabilidad se basa en ir a un sitio matando bichos para ver un video, luego ir a otro, matando más bichos, y ver otro video, etc. Es decir, no tenemos ni la libertad de los RPG occidentales ni la personalidad de los JRPG. Y lo cierto es que es una pena. Señores japos, dejen de intentar copiar los RPG occidentales y sigan haciendo las cosas como realmente lo saben hacer, porque como siga así, no vamos a ganar un buen RPG occidental y vamos a haber perdido un buen JRPG.

Pero añadía detalles como las batallas a
"gran escala"

Bueno, se va haciendo tarde y con mi cansancio no puedo escribir cosas con mucho sentido (quizás lo hayáis notado en las últimas líneas). Resumiendo, sólo decir que añoro juegos como el Final Fantasy 7 o el Suikoden (los dos de PS1), que a pesar de durar 70 horas, disfrutas el juego el 95% del tiempo, no como en el caso del Eternal Sonata (de Xbox 360), que eran 25 horas y acabarlo se me ha hecho un suplicio (pero lo he conseguido).

A veces los viejos tiempos si que son mejores...

We want YOU for the Midgar Army